Friday 6 May 2011

Daily Blindness

El otro día se murió Sabato, si el mismo día que asesinaron a Bin Laden y se pusieron a bailar en New York. En los canales nacionales poca importancia le dieron. Bueno de hecho en el mismo día los canales argentinos transmitían en vivo la conferencia de Obama y daban vueltas y vueltas al Nine/Eleven como si no tuvieren mejores cosas conque llenar el espacio televisivo! En fin, uno puede elegir no verlos (y aun así muchas veces termina idiotizado frente al televisor)
Esa noche me desvelé, o mejor dicho, me dormí a las 6 de la tarde el día anterior y desperte a las 4 de la mañana, justo a tiempo para enterarme que Osama tenía una una mansión en Pakistán (o donde fuese) donde vivía con sus mujeres y seguro que ni respetaba el Ramadán, mientras algunos ingenuos pensaban que vivia escondido en una cueva en algún lugar remoto sin heladeras ni internet. Solo más tarde me enteré de Sabato, no voy a pretender que me puso mal o shockeo, porque para nada. Apenas si leí a medias su informe sobre ciegos (Sobre Heroes y Tumbas). Pero quería saber más sobre su muerte y sólo podía enterarme de las comodidades que tenía Bin Laden y los planes secretos de Obama o del jubilo callejero neoyorquino. Acosado por el tedio nocturno que vengo aquejando estuve unas horas frente a la pc, con la tele prendida escuchando y viendo de reojo el Mtv Cribs de la Mansion Bin Laden; hasta las 7 a.m hora de desayunar y emprender el camino a clases. En el camino, planeaba como vencer mi aburrimiento, cómo darle una golpiza al tedio en el mismo tenor que Beaudelaire lo hubiese pretendido (tengo mis sospechas de que como buen hipócrita Charles siempre fue un tedioso lector de ojos rojos y sólo pudo con su tedio en sus libros, aunque ahora que lo pienso, el tedio también se apodero de ellos). Fue en el Parque Batlle cuando recordé un pasaje de Sabato que era un relato perfecto de mi sentimiento, so here it goes:


Pero mientras mi voluntad me responde todavía yo siento cierta seguridad, 

porque sé que gracias a ella puedo salir del caos y reorganizar mi mundo: 
mi voluntad es poderosa, cuando funciona...
Lo peor es cuando siento que mi yo se disgrega también en lo que refiere a la voluntad. 
O como si la voluntad todavía me perteneciese, 
pero partes del cuerpo o del sistema que la transmite, no.
O como si el cuerpo fuera mío, pero "algo" entre mi cuerpo y mi voluntad se interpone.
Ejemplo: quiero mover el brazo pero el brazo no me obedece. 
Concentro toda mi atención en el brazo, lo miro, 
realizo un esfuerzo pero observo que no me obedece.
Como si las líneas de comunicación entre mi cerebro y mi brazo estuvieran rotas. 
Muchas veces me ha sucedido eso, 
como si yo fuera un territorio devastado por un terremoto, 
con grandes grietas, y con los hilos telefónicos cortados.
Y en esos casos, todo puede suceder: no hay policía, no hay ejército. 
Cualquier calamidad puede producirse, cualquier saqueo o depredación. 
Como si mi cuerpo perteneciera a otro hombre y yo, 
impotente y mudo, 
observara cómo comienzan a producirse en aquel territorio ajeno movimientos sospechosos, 
estremecimientos que anuncian una nueva convulsión, 
hasta que poco a poco, 
crecientemente,
 la catástrofe vuelve a enseñorearse de mi cuerpo 
y finalmente de mi espíritu.




touchè Ernesto!